Temprano por la mañana, cuando el sol apenas asoma por el horizonte, nuestro maestro agricultor Vito Giuliano se dirige a sus viñedos en Bari. Coge una uva con cuidado y, de una vez, saborea toda la dulzura del verano.
Lo tiene claro: es el momento de recoger el fruto de su trabajo. Durante meses ha estado cultivando y cuidando las vides con cariño, podando los brotes, para que las uvas reciban luz suficiente. Las ha regado lo justo con agua baja en sal, para que los frutos no solo sean dulces, sino también muy jugosos y aromáticos y ha utilizado insectos beneficiosos para acabar con las plagas.
¿Y la dulzura? “¡Proviene del sol del sur de Italia!”, dice riéndose Vito Giuliani. Para que las uvas lleguen a casa tan frescas como recién recolectadas, las colocamos con cuidado en bolsas de papel nada más cosecharlas. Allí las uvas están bien ventiladas y protegidas, para que podáis probar la dulzura del verano.
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