¡Yuju! Nos ha llegado un post de nuestra finca en Agramón, al sur de Castilla. Aquí crecen nuestros delicados árboles en un impresionante paisaje de rocas y peñas.
¿Sabéis de qué árboles hablamos? ¡Son albaricoqueros! Ahora mismo tienen un año, pero el que viene ya darán frutos. Para que se crezcan fuertes y los rayos de sol puedan llegar a los albaricoques, podamos regularmente los árboles, que a principios de marzo empezarán a florecer, tiñendo todo el valle de rosa y blanco.
Durante la floración los regamos mucho y reciben nutrientes en abundancia. Después de todo, a estos arbolitos les espera mucho trabajo: han de preparar los albaricoques más exquisitos del mundo para el mes de junio. ¡Nosotros ya los estamos esperando!
El albaricoque es tan fino como su propia piel. ¡Delicado como un bebé! Es muy sensible al viento y a la lluvia; incluso durante la cosecha, los temporeros han de tratar estos frutos con mucho cuidado, casi como si fueran huevos.
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