El sol sonríe con un cielo azul oscuro de fondo, las temperaturas son suaves. “El tiempo ideal para las plantas”, dice Eusebio, nuestro experto en calidad, mientras observa con una sonrisa los pequeños mandarinos y limoneros que están a punto de plantarse hoy en la plantación de 58 hectáreas (unos 81 campos de fútbol) situada en nuestra finca Rooihoogte.
“Estos son nuestros jovencitos. En nuestra plantación los cuidamos y les damos todo lo que necesitan para hacerse grandes y fuertes. Al cabo de tres años, los pequeños árboles dan los primeros pocos frutos. Para una cosecha como Dios manda hay que esperar otros dos años”, dice Eusebio entusiasmado.
Pero antes de empezar a crecer, hay que plantar los “jovencitos” en la tierra. Esta labor puramente manual requiere mucho esfuerzo. Hay que airear el suelo, hacer los agujeros en la tierra y plantar uno a uno los plantones en la tierra rojiza rica en hierro. Pero el trabajo no acaba aquí, porque una vez plantados comienza la “fase de cuidados”: los árboles jóvenes reciben un riego por goteo equilibrado y un abono bien dosificado que contribuye al crecimiento de las raíces. Además, el suelo se mantiene libre de malas hierbas. Transcurrido un año los árboles se podan por primera vez. Del resto se encarga el clima sudafricano, óptimo para el cultivo de mandarinas y limones: sol en abundancia y lluvia suficiente.
Y cuando al cabo de tres años cuelgan los primeros frutos del árbol, la diferencia de temperatura entre el día y la noche se encarga de endulzar las mandarinas. ¡Qué divino un programa de cuidados que da estos frutos!
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!