Hoy os presentamos otro de nuestros frutos. Su reducida proporción de azúcar frente al gran porcentaje de agua que tiene (¡hasta el 95!) la convierte en el éxito del verano para quienes quieren guardar la línea.
Pero es que además es tan refrescante como un helado gigante, un cóctel y un chapuzón en la piscina… nos endulza a la perfección los calurosos días de verano. Estamos hablando de nuestra sandía SanLucar. A continuación os desvelamos quién es, de dónde viene y qué beneficios tiene.
El cultivo de la sandía SanLucar
Las sandías son diosas del sol. Por eso, en ningún momento dudamos que crecerían de lujo en el sur de España, en zonas muy mimadas por el sol. Nuestros maestros agricultores de allí hace años que se han especializado en el cultivo de este fruto tan veraniego. Y como la experiencia hace al maestro, saben perfectamente cómo hacer que las suyas sean las sandías más sabrosas, jugosas y dulces. Suerte que podemos disfrutar de ellas todo el verano e incluso un poco más, ya que la cosecha empieza en abril y termina en septiembre.
Al no ser un fruto climatérico, la sandía debe recolectarse una vez ha madurado del todo. Al comenzar la temporada resulta difícil determinar el grado de madurez de los frutos, pero a nuestros maestros agricultores de Almería les basta con abrirlos para controlar fácilmente si han madurado del todo. Cuando están en el punto perfecto de maduración, los recolectan a mano, seleccionándolos uno a uno con gran cuidado. Cuanto más avanzada la temporada, más fácil resulta cosechar sandías bien maduradas.
El golpecito en la corteza: ¿la prueba del algodón para las sandías?
La popular prueba que consiste en dar unos golpecitos a la corteza para determinar el grado de maduración no es demasiado segura, ya que solo determina la tersura de la pulpa. Solo al final de la temporada, si al darle unos golpecitos obtenemos un sonido hueco y sordo, sabremos que la pulpa no está tersa y probablemente el fruto ha madurado demasiado y está pasado.
Consejos SanLucar: cómo conservar la sandía
Si ha madurado completamente, tanto si está cortada en mitades o cuartos como si no, se aconseja conservarla en la nevera a unos 8 o 10 ºC y consumirla rápidamente, pues aguanta poco. También hay que tener en cuenta que la nevera no es el lugar ideal para ella, pues allí pierde sabor y toma el aroma de otros alimentos. Si está cortada, lo mejor es conservarla en film transparente para evitar que se seque.
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